Barcelona está llena de secretos y joyas. Detrás de un edificio de finales del XIX o principios del XX puedes encontrar, en prácticamente cualquier barrio de la ciudad, un espacio sorprendente.
Esta semana hemos podido fotografiar una de estas joyas. Un espacio de unos 130m², de dos alturas y con un patio central del cual no querrás salir.
Cuando lo construyeron, hace casi un siglo, este espacio sería seguramente un almacén. Cuando este tipo de locales se convierten en viviendas, lo habitual es pintarlo todo de blanco para contrarrestar la falta de luz. Sonia Blanco ha aprovechado la luz rebotada que entra por el patio y la luminosidad del "escaparate" -ahora convertido en gran ventanal esmerilado del dormitorio- para liberarse del blanco puro y dar tonos más cálidos a la vivienda.